viernes, 6 de diciembre de 2019

Chufi y Fede pasan la noche juntos

 —Y, ¿qué hacés para encontrar un amor? ¿Redes?

—¡Ay, no, por Dios! No hay nada ahí. Torsos, gente que dice que no tiene VIH como si eso condicionara en algo, pajas, fotos en bolas; ahora metieron otras cosas nuevas para atraparte más. Y, ¿qué podés construir con esa gente? ¿Eh? Decime…

—Creo que pasar un buen momento si te copan.

—Olvidate. ¿Viste Rafa, el venezolano?, con él hablamos mucho de estos pibes que te calientan en aplicaciones, en redes, en el subte o en el parque, en la calle… Y luego pensamos: ponele que me da bola. Un beso… Si no dispara nada, ya me la baja. Sexo y después mejor andate. ¡No! Mejor me voy. Son objetos de un deseo que atrapa para calentarse en ese instante y nada más.




—Conmigo no fue así.

—No, sos un sol. Esa noche en el cerro, con esa catarata que marcaba un ir de nuestras conciencias. Un huir más que un ir. ¡Qué noche bella! Y vos que te empecinás en seguir así.


(...)


Tuvieron sexo con pasión y con desenfreno, combinado con la ternura que se regalaban en cada encuentro. Se ducharon. Fede avisó que llegaría más tarde a entregar un trabajo. Desayunaron en la estación de la esquina de Olivera y Directorio, y luego tomaron el 126.

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