viernes, 13 de diciembre de 2019

Fede y Jhony amanecen en una playa de Ilhabela

La espuma sobre los pies de Federico y de Jhonatan es señal de que ni el sol los ha despertado ni el roce de las aguas los ha inquietado porque ese copo se hace y se esfuma con la rapidez con que los rayos lo atacan y otra impetuosa ola se estrella contra las cuatro plantas. Ellos siguen abrazados, aunque ya el brazo derecho de Jhony se pierde entre la cintura y la arena, y el brazo izquierdo de Fede casi se escondió entre ambos cuerpos.




Son apenas las seis de una mañana que amenaza intensos grados, a pesar de ser junio, y, sin embargo, ninguno de los dos ha podido, o no han querido, despertar. Sus ojos permanecen envueltos en una permanente lasitud que arrastran por la ardiente noche que vivieron.

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