A la tarde, Alessandro y Rous lo acompañaron hasta la dirección que tenía en el papel. No respondió nadie, pero una vecina les dijo que allí vivía un chico con las características que Fede describió y que era artista. Le escribió un papel con su número de teléfono, la dirección donde vivía y que el domingo 29, alrededor de las ocho de la noche, estarían en Praia Das Mãos Mágicas.
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Fede eligió esa playa porque allí, el año pasado, le había contado Vera que las parejas se encontraban, se tomaban las manos y la magia del amor hacía que todo fuera real, aunque las nubes lo cubrieran todo, aunque el peligro estuviera al acecho, aunque la tragedia pudiera rozar.
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Cuando la fogata comenzaba a extinguirse, puso su MP3 y pidió que se concentraran en el comienzo de la canción y que después lo acompañaran al mar con una copa para brindar allí dentro. La cautivante interpretación de Rita Lee los atrapó: «Tem lugares que me lembram…». La canción siguió, pero Fede les pidió que lo acompañaran al mar.
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Hay lugares que recordaré toda mi vida,
aunque algunos han cambiado.
Algunos para siempre, no para mejor.
Algunos se han ido y otros aún existen.
Todos esos lugares tienen sus momentos
con amantes y amigues que aún puedo recordar.
Algunes han muerto y otres viven.
En mi vida los he amado a todes.
—¡Salud!
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