Se pusieron a bailar, abrazaditos, como esos mimos que no quieren evaporarse. “Dejame de cuatro en el acto… Llename de amor, de amor”, le cantó Fede al oído. Bailaron sin soltarse “Tempo rei” de Gilberto, “Cheiro de amor” de Bethânia, “Detalhes” de Roberto Carlos y “Mania de você” de Rita y de Milton. Hubiera querido eternizarse aquí también. No soltarse de ese cuerpo mojado como el suyo que ya estaba frío, pero conservaba el calor de la intensidad del instante que estaban viviendo.
Luego de la ducha, conversaron un rato. Tomaron un whisky del frigobar, que compartieron en un mismo vaso. Fede le agradeció las canciones que le identificó para poder conseguirlas y cargarlas en su mp3. Se tiraron un rato en la cama. Fede se recostó en su pecho. Alessandro estuvo muy afectuoso y le acarició mucho el pelo. Se besaron con esas dulzuras que despiertan las despedidas. No hablaron nada de Jhony. No hizo falta. No existía un compromiso. No había nada firmado. Solo pasarla bien, haberlo pasado genial. Y así fue para Fede.
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