Se pintó los labios con un rojo intenso que tapó su tenue rosado que se había estampado en sus labios carnosos y estándar como le había dicho, una tarde de cartas natales y de tarot, Marianela.
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Devolvió el lápiz, pestañó, y Belén le pidió un beso. Se lo dio y salieron.
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Se cruzó con César, que le sonrió. Marcelo le hizo un guiño. Alejandro le pidió un beso, pero Fede le dijo que, para dárselo, tenía que pintarse los labios. Se acercó Nadia, que escuchó y pidió el suyo. De repente, había labios pintados por toda la fiesta. Reconoció a Lohana, que le estampó un beso; reconoció a Ilse, que besó a Marcelo; a Marcelo, que besó a Alejandra, que besó a María, que besó a Chela, que besó a Gonzalo, que besó a Claudina, que besó a Lali, que besó a Mariela, que besó a María Luisa, que besó a Leo, que besó a Fabiana, que besó a Andrés, que besó a Luciana, que besó a Jorge Horacio, que besó a Bibi, que besó a María Alejandra, que besó a Luciano, a Guam, a Flavio, a Gerardo. La barba de Gus tenía un poco de labial y ahí lo besó Oscar. Carlos le pidió un beso. Lo reconoció enseguida, pero le dijo que, si no estaba con sus labios pintados, no se lo daba. Le había negado un beso a Carlos.
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Se acercó a un ventanal. Sonaba «Sweet dreams» y el baile se intensificaba. El otro Carlos, el más pelado, con su Imparciales entre sus dedos, lo invitó con un trago. Los Enrique se habían pintado también y les estampaban un piquito a Julio y a Javier, respectivamente. Kenny le pidió un beso, luego de besar a Adolfo y a Sergio, y a otro Oscar, y a Marlene, y a Héctor, y a Diego, y al otro Diego, y a Ernesto, y a Rodolfo. Al girar, se topó con Carlos, ya pintado...
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Cuando Carlos le dio su piquito, o más bien cuando él se lo estampó, sintió un sabor a frutillas y observó que la fiesta era de labios pintados, y se besaban...
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