viernes, 6 de diciembre de 2019

Fede y Matías comparten cosas profundas

«Nuestra vida será blanca y buena, nuestra casa será verdadera, nuestra ciudad será hermosa desde hoy y ahora escucho que la calle grita: "Bienvenido a la ruta perdedora"». Se sintió muy perdido. 


(...)


—Claro que uno piensa cuando está atrapado, lo sé, Federico. Pero creeme, esto que pasó, como te dije la primera vez, fue un vuelto de rebote en el que no tuve nada que ver. No soy el santo de nada. Hice algunas cagadas, claro que sí. Pero nunca ataqué a nadie. Hacer un pase de churros de acá para allá no es gran cosa. Era mejor trabajar, seguro. Pero, cuando no tenés oportunidades, cuando sos un tarado, un inútil, ¿qué podés hacer? Estás meado por un tiranosaurio. Todo te sale mal y te creés que todo está mal para vos. (...) Ayer escribí esto. Quiero que lo leas luego, tranquilo, en el bondi, o en donde sea. Algunas pastillas y el pajarito ayudaron, seguramente. Pero acá, más allá del faso que te conviden, si no te anestesiás, no sobrevivís. La semana pasada hubo una requisa. Entran y te rompen todo. Como de la nada. Palo para acá, palo para allá. Duele, pero no podés ni agacharte porque te dan garrote en la bocha. Y, de tanto doler, ya no te duele más. Uno no elige estar acá, y acá, ojo, está lleno de chorros que defienden su profesión, que no matan, pero que tampoco tuvieron oportunidades. A muchos los golpearon de chicos, los ningunearon, los maltrataron, seguramente los violaron, por eso se desquitan mal con los violines acá, que no tienen derecho a nada. Ojo, hay tipos que son bien machos, bien porongas, y tienen su mujer acá adentro. No es fácil. (...) Pero te la regalo en el pabellón de los asesinos o de los falsos evangelistas. Ratas inmundas, cuna de refugiados, de maricones, sin ofenderte; muchos con sida están ahí.




—VIH no es sida. Viven con el virus.

—Bueno, está bien, vos me entendés. ¿Ves lo que te digo? Soy un tarado hasta para expresarme.

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