Rous le dijo que lo encarara, pero Fede no tenía tanto oficio, y menos con un hombre. Hacía menos de tres meses que se había aprobado la ley de Matrimonio Igualitario y hacía menos de un mes que Fede había pisado por vez primera un lugar LGBT+: había dado tres vueltas a la manzana y caminado por la vereda del frente más de diez veces. Se animó a entrar porque había visto pasar por segunda vez un patrullero y se persiguió porque lo pudieran detener por sospechoso. Así que cruzó y se metió. (...) Desde entonces, empezó a concurrir con frecuencia. (...) Rous lo empujó varias veces para que le hablara, pero Fede nunca se animó. Cuando estaban por salir, Rous le dijo que fuera saliendo mientras iba hasta el toilette. Al salir del baño, se acercó a la barra, lo saludó a Hernán, se presentó y le dejó el número de Fede.
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