jueves, 12 de diciembre de 2019

Fede descubre a Jaibert

Jaibert lo conectaba con su ex. Se parecían mucho. No tanto desde lo físico, aunque había algo similar, sino en la manera de mirarlo: sus ojos solo apuntaban a los suyos o a sus labios y no importaba lo que sucediera alrededor. Eso lo atraía enormemente. Incluso cuando se tocaba la nariz, aunque su ex se tocaba más cerca del ojo, pero ese gesto se lo recordaba. No había pasado mucho desde la separación, apenas quince meses. Fede sabía que no había posibilidades de retorno. Hay cosas que se quiebran, que se desintegran, que no revisten una consideración. Hay que dejarlas partir, como ese vuelo que alcanza un pájaro cuando es liberado de alguna jaula mezquina que lo mantiene atrapado para gusto de niñxs o de quien ama visitar zoológicos. Jaibert era dulce, sensible, tenía unos labios compradores, un cuerpo bien formado –algo que a Fede no le importaba mucho– y una sonrisa única. Lo había escuchado con suma atención. Volverían a charlar luego del almuerzo. Quería verlo. Quería descubrir qué más había.






No hay comentarios:

Publicar un comentario